¿Para qué discutir cuando se puede debatir?
¿Para qué ser egoísta si se puede compartir?
¿Y porque quedarse en el camino si se puede seguir?
¿Para qué estar triste si se puede estar feliz?
¿Para qué pelear si podemos hablar?
¿Para qué gritar si nos podemos escuchar?
¿Para qué sentir odio si nos podemos amar?
¿Para qué olvidar si es más lindo recordar?
¿Para qué estar solo si es mejor acompañado?
¿Por qué agachar la cabeza si es mejor tenerla en alto?
No entiendo porque a veces nos complicamos si hacer las cosas simples es más fácil, está claro.
¿Para qué tener enemigos siendo mejores los amigos?
¿Por qué hacemos tantas estupideces sin sentido?
¿Por qué destruimos si construir es mucho más lindo?
¿Entendes lo que digo?
Es cuestión de dar vuelta los valores y entender que a veces no son tan malos los dolores, y que en la vida hay cosas buenas pero también hay golpes y esas cosas no se arreglan aunque llores y llores.
Entender que mientras uno sube el otro baja.
Que el destino son las cartas y la vida es la baraja.
Enfrentar las cosas malas siempre con buena cara.